~ Nuestros abrazos ~

          No hay nada como un abrazo, para demostrarle a alguien lo que sentimos. Ni siquiera un beso lo consigue. Desde el día que nacemos, ya sentimos el abrazo de nuestra madre, que nos calma del dolor que supone entrar en este mundo. Nos complace y nos reconforta sentirnos rodeados por esos brazos. Por eso, sabemos que nos sirven para hacer sentir seguros a los demás, y también, para transmitir el amor que tenemos por ellos. Porque el verdadero amor, el que idealizamos, es entregarnos sin recompensas.

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         Muchas veces, confundimos los diferentes tipos de amor. El de la familia es incondicional y los amas por el hecho de saber que los haces felices. Ese es el amor entregado. Otras veces amas a las personas, por el egoísta interés de querer que te pertenezcan. ¿Cuántas parejas no viven con ese auto engaño? Dar, sin esperar, es la verdadera medida.

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         Será así que, cuando nuestra vida no vaya por los cauces de la felicidad y necesitemos encerrarnos, por un tiempo, en nuestro solitario castillo para guarecernos de la lluvia que viene, que alguien nos extenderá sus manos para ofrecernos la mejor de sus músicas. Entonces volveremos a oír las melodías profundas que solo un abrazo nos susurra al oído.