Que absurda es la vida, a veces, cuando eres pobre. Que los recursos de este mundo están mal repartidos, es una realidad. Cómo puede ser que se derroche agua en unos puntos del planeta, mientras en otros no tienen para beber. Frank Joseph no lo entendía. Hacía poco, en una entrevista con el fundador de una asociación humanitaria le oyó decir: “todos soñamos con un mundo mejor, pero pocos son lo suficientemente osados como para intentar cumplir esos sueños”. Ese día, decidió dejarlo todo, y ser valiente.

 

            Sacó una mochila vieja que tenía de cuando recorría el mundo cargado de unas monedas y millones de ilusiones y la llenó con las cosas más necesarias en ese viaje: su pasaporte y su agenda de contactos. Había trabajado para las mejores empresas del país y su labor siempre había sido bien considerada. Marcó una cruz en el mapa y sacó el primer vuelo de avión que le llevara a la mayor aventura que jamás pudo prever. Un viaje a la miseria y a la degradación de la sociedad.

 

            En breve se instaló en un desvencijado hotel. Pronto empezó a detectar donde estaban las carencias de la gente que le rodeaba y, poco a poco, empezó a mejorar las vidas de algunos de los que le estrechaban. En el mercadillo, al lado de la concurrida estación de tren, entregaba útiles de trabajo a gente que cumpliera un trato. Tendrían que ir, dos veces por semana a aprender a leer y a hacer cuentas. Pronto, se rodeo de un buen número de fieles que veían que, entre el material suministrado y los conocimientos adquiridos, iban mejorando los ingresos con los que empezaron a ayudar a otros paisanos.

 

            El mercado empezó a crecer en calidad, pero siempre se le quedó en mente a Frank Joseph la idea de una persona que vendía zapatos y no tenía ni siquiera para poder ponerse unos, él mismo.

PD: Dedicado a dos personas que me enseñaron lo que significa ser valiente: José Díaz de Educanepal y Richard Wakefield de Publicitarios Implicados.

 

           

 

 

            How absurd is life, sometimes, when you're poor. That the resources of this world are badly distributed, is a reality. How can it be that water is wasted in some points of the planet, while in others they don’t have to drink. Frank Joseph didn’t understand it. Recently, in an interview with the founder of a humanitarian association, he heard him say: "we all dream about a better world, but few are bold enough to try to fulfill those dreams". That day, he decided to leave everything, and be brave.

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          He took out an old backpack he had from when he traveled the world loaded with a few coins and millions of illusions and filled it with the most necessary things in that trip: his passport and his contact book. He had worked for the best companies in the country and his work had always been well considered. He marked a cross on the map and took out the first plane flight that would take him to the greatest adventure he could ever foresee. A journey to misery and the degradation of society.

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          Shortly he settled in a dilapidated hotel and began to detect where the shortcomings of the people around him were and, little by little, he began to improve the lives of some of those who held him close. At the flea market, next to the busy train station, he handed out work tools to people who would perform a deal. They would have to go, twice a week to learn to read and to do accounts. Soon, he surrounded himself with a large number of faithful who saw that between the material supplied and the knowledge acquired, they were improving the income with which they began to help other countrymen.

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          The market started to grow in quality, but Frank Joseph always kept in mind the idea of a person who sold shoes and did not even have the ability to wear some, himself.

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PD: Dedicated to two people who taught me what it means to be brave: Jose Diaz from Educanepal and Richard Wakefield from Publicitarios Implicados.