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"SUNGLASSES AT BAGGIE BEACH (Gafas de sol en Baggie Beach)"

Fotógrafo: Wayne Bisset

República Sudáfricana

     Llevaban 20 años casados y no era culpa de ninguno de los dos. El hastío se había apoderado de la pareja. Ya no había ilusiones, ya no había complicidad. Iban, por la calle, juntos pero separados por dos pasos de distancia. Él por delante, ella por detrás. Era evidente el signo de indiferencia al que habían llegado, puesto que ni siquiera ellos se daban cuenta de su separación.

     Un desaliñado vendedor ambulante se paró delante de ellos y les hizo detenerse. Tuvieron que levantar sus cabezas para verle, ya que caminaban en silencio y cabizbajos. El intruso les preguntó que cuál era la razón de su distanciamiento. “No estamos distanciados”, le contestó el hombre mientras miraba sorprendido a su mujer que volvió a bajar la mirada. Tras una pausa de observación y cuando ya el hombre iba a caminar de nuevo, el vendedor le insistió: “No entiendo por qué no quieren ver que se están perdiendo el uno al otro. Sus caras, sus gestos y sus acciones les delatan. Si creen que puedo ayudarles, mañana estaré aquí a la misma hora”.

     El matrimonio siguió su camino pero, ese día, pasaron largas horas en casa analizando su estado. Coincidieron con el vendedor con que habían perdido la pasión y las ganas de compartir. Calcularon que hacía tres meses que no se besaban y llegaron a la conclusión de que se estaba muriendo el amor entre ellos sin que se dieran cuenta.

    Al día siguiente acudieron a la cita con el vendedor de gafas de sol. Le agradecieron enormemente que les obligara a tener una conversación sobre su futuro. Este les dijo: “Yo sé la solución. Cómpreme dos gafas y llévenla puestas los dos durante diez días seguidos. A lo largo de esos días aprenderán a ver la vida de otro color y cada uno deberá intentar enamorar al otro de nuevo. Al final, verán que al quitarse las gafas serán una pareja renovada y con ganas de volver a caminar de la mano y no uno delante y otro detrás”. Y así lo hicieron, le pagaron las gafas y le dejaron una buena propina.

     Cuando se iban, la mujer comentó: “Ha sido una gran suerte conocer a esta persona y doy gracias por todo lo que nos ha ayudado”. Por otro lado, el vendedor, cuando ellos se habían ido pensó: “¡¡¡Hay que ver, lo que hay que inventar para poder vender gafas hoy en día!!!”

 

     They had been married for 20 years and it was not the fault of either of them. Boredom had taken possession of the couple. There were no more illusions, there was no mutual understanding. They went down the street, together but two steps away from one another. He walked ahead, she walked behind. The level of indifference they had arrived to was evident, since not even they were aware of their separation.

     A scruffy hawker stood in their way and made them stop. They had to raise their heads to see him, as they were walking in silence and downcast. The intruder asked them what the reason for their estrangement was. "We are not estranged," the man replied, looking at his wife in amazement, whose eyes were fixed on the ground again. After a pause of observation and when the man was about to restart the stroll, the hawker insisted: "I don’t understand why you don’t want to realize you’re losing each other. Your faces, your gestures and your actions betray you. If you think I can help you, I'll be here at the same time tomorrow."

     The couple continued on their way, but that day they spent long hours at home analyzing their lives. They agreed with the merchant that they had lost the passion and their desire of sharing. They calculated there had been three months since their last kiss and they concluded that their love for one another was perishing without them noticing.

    The next day they went to the appointment with the sunglasses seller. They thanked him deeply for compelling them to have a conversation about their future. He said: "I know the solution. Buy me two sunglasses and wear them for ten days in a row. Throughout those days you will learn to see life in a different color and each of you will try to love the other again. At the end, you will see that when you take your glasses off, you’ll be a renewed couple willing to walk again hand in hand instead of marching one in front and the other behind.” And so they did: they paid the glasses and gave him a good tip.

     When they left, the woman commented: "It’s been great luck to meet this person, I’m so thankful for how much he’s helped us." On the other hand, once they were gone, the hawker thought: "What a man must do to sell glasses nowadays!!!"

 

TEXTO: Luis Alberto Serrano

TRADUCCIÓN: Ana Serrano Cruz

Nombre (Name): WAYNE BISSET

Residencia (Residence): Amanzintoti (REPÚBLICA SUDAFRICANA)

Biografía (Biography):

     Escritor, fotógrafo, herpetólogo y aventurero, pero, sobre todo, un gitano.

     Writter, photographer, herpatologist and an aventuror, but mostly, a Gipsy.

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La cuenta cuentos brasileña

MARÍA DA GLORIA BITTENCOURT

ha elegido este Relato para incorporarlo a su espectáculo.

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