La la land (La ciudad de las estrellas) (EEUU 2017)
UN MUSICAL DE LOS DE "ANTES"
Nunca he sido de los de "luchar contra la corriente" porque desgasta mucho, pero tampoco de los de opinar cómo los demás si no creo en ello. Eso me pasa con esta película. Yo sabía que venía avalada por los premios, por el boca a boca y por la recaudación de taquilla. Todo un éxito. Pero yo, y lo digo consciente de que me rebatirán el tema por las redes sociales, me aburrí bastante.
En el argumentario de las razones pondré en primer lugar al guión. Quizás la historia es demasiado simple y evidente. El amor se cruza en una pareja entre un músico de jazz frustrado y una aspirante a actriz. Los sueños de cada uno entran en conflicto con la relación de pareja. Y con esto acabo de explicar la película. Para mi gusto, demasiado simple. Quizás, lo que la pudiera haber hecho más atractiva, es la forma de contar esa trillada historia. Hacer un musical con ella, quizás, sea lo más acertado que podría haber pasado. Los musicales siempre funcionarán.
Uno de los principales problemas que vi son los puntos de giro. No son contundentes. No hay grandes sobresaltos y la película fluye como agua mansa. La pretensión de hacerla tan dulce (a mi me empalagó en varios ratos) le cortó la posibilidad de dotarla de más drama, más conflicto, en definitiva: más tensión. Nada que ver con la anterior película de su director, Damian Chazelle, "Whiplash" (2014) ganadora de 3 Oscars en la que la tensión y los giros bruscos son el principal atractivo de la cinta.
A este joven director le seguiré el camino. Me parece inquietante lo que ha logrado en tan poco tiempo. Recuerdo que escribió el guión de "Grand Piano" (2013) de Eugenio Mira protagonizada por Elijah Wood y producida por nuestro amigo canario Adrián Guerra. Su siguiente proyecto fue dirigir "Whiplash", una película que ya he visto tres veces (y las que me quedan). Ahora, se eleva con una producción que estará muy presente en la noche de los Oscars (aunque puede ser una de las grandes derrotadas). No perder de vista a este director, eso lo aseguro desde ahora.
Esta película ha ganado premios en todo el mundo y, sobre todo, esos 7 Globos de Oro (Mejor película, director, actriz, actor, guión, banda sonora y canción "city of stars"). Buen reclamo para inundar los cines y que esté recaudando de la forma en la que lo está haciendo.
La música, imprescindible en este genero, está a cargo de Justin Hurwitz, el amigo de Damian y que van de la mano en esta aventura. La banda sonora es de lo mejor de la película, sin llegar a destacar. Pero la canción "city of stars" es una de las verdaderas candidatas al Óscar, porque se te queda pegada y porque pocas veces una canción es parte tan importante de la trama de la historia. Dos horas al día durante dos meses ensayó Ryan Gosling para tocar el piano sin necesidad de doble de imagen. Todo un logro.
Lo que si me pareció muy destacable es la interpretación de los actores. Un Ryan Gosling brilla con un papel que le pega como anillo al dedo por su belleza natural. Otra cosa es Emma Stone. Me volvió a enamorar. Su recital de gestos y miradas le valió la prestigiosa Copa Volpi en el Festival de Venecia y un huequito en mi corazón. Ya me impresionó en el papel de adolescente introvertida que hizo en la película "Birdman" (2013) de Alejandro González Iñárritu por la que ya estuvo nominada al Óscar. Quiero ver más trabajos suyos. Me encanta.
Y para finalizar, me sorprendió que los números musicales están rodados en plano-secuencia. Es obvio que esto es un valor añadido porque el que la cámara sea parte de la coreografía es una trabajo tan duro que es de significar con todo el riesgo que eso conlleva. Yo emplee este sistema en una obra que se llamaba "A propósito de Bernarda Alba" y me tendrán que pagar mucho para volver a hacerlo. El problema de la cámara libre moviéndose es que le resta realismo, porque el espectador deja de serlo para convertirse en algo que vuela y, este efecto, te saca de la emoción de estar viviendo la escena. El primer número musical en el atasco está perfectamente sincronizado de movimientos pero penosamente iluminado. Aun así, les tuvo que costar sangre, sudor y lágrimas porque les quedó brillante.
Pueden ir a verla pero no vayan con la expectativa de que van a ver un clásico del cine musical. Poner esta cinta a la altura de "Cantando bajo la lluvia" (1952) de Santely Donen y Gene Kelly o el "Mago de Oz" (1939) de Víctor Flemming y más, aunque se haya rodado en los mismos estudios es una indecencia. Además, yo me quedo con "Grease" (1978) de Randal Kleiser mil veces.
PD: Me calcaron la secuencia del beso en el cine del videoclip que hice con mis alumnos "Lágrimas de amor" con el grupo Espacio Libre.
Valoración: BUEN TRABAJO PARA UNA HISTORIA DEMASIADO SIMPLE
Emma Stone y Ryan Gosling una química perfecta en esta película
Damien Chazelle un director a tener muy en cuenta